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Destinada a los gemelos alfas

Chapter 11
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11

Definitivamente algo estaba pasando y Dixon no sabía bien que era. Y era de esos lobos que no le

gustaba estar en la incertidumbre. Se arrodilló delante de la loba y la agarró del hombro.

-¿Qué sabes tú de esto?

Ella negó con la cabeza y no se atrevió a hablar de nuevo. Temía que cualquiera de sus palabras

pudiera descontrolarlo de nuevo y ella aún estaba procesando que él hacía unos segundos estaba a

punto de… rechazarla. De solo pensarlo su pecho se apretaba tanto que dolía infinitamente. Incluso su

mate la estaba rechazando. Ella no estaba mintiendo, no tenía idea de quien estaban hablando ellos

dos.

Dixon cerró los ojos y buscó paciencia. No recibiría respuesta de parte de ella, eso era seguro. Tendría

que atender este problema personalmente y saber quién demonios era ese lobo que había osado

tocar y marcar a su mate. Le arrancaría los dientes a como diera lugar. Eso era un hecho. Se levantó y

miró al beta aun en la puerta. – Tráeme una soga- espetó molesto. -¿Soga? – la voz del beta salió

vacilante. Acaso él iba a… – Tráeme… una… soga-el alfa repitió sus palabras como si el otro lobo no

hubiera escuchado y rápidamente este salió corriendo. Clara temblo aun más e intentó retroceder.

-¿Qué me vas a hacer?- ella murmuró.

-Así que ahora hablas – Dixon la fulminó con el rabillo del ojo- No te preocupes, aún tengo cosas que

resolver contigo, solo me aseguro que estés en el lugar que necesito cuando regrese.

Clara ya no quería estar allí. No con él. Por muy bueno que fuera oler las feromonas de ese lobo y que

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su cuerpo respondiera a él, eso no significaba que quisiera estar con él, no después del miedo que le

había hecho pasar. Pero acaso ella tendía la opción de opinar alguna vez.

Pues por lo visto no, cuando el beta apareció con la gruesa soga en sus manos. Para ese momento,

ella apenas lloraba, era inútil. Solo se dejó cargar en brazos por el lobo que la dejó al

costado de una de las patas de la cama y agarró la soga de las manos del beta, que parecía renuente

a entregárselas. Con agilidad él comenzó a envolverla alrededor de su cuerpo aferrándola a la

madera, reteniendo todos los movimientos de ella.

Dixon noto que la loba ya no mostró resistencia hacia él, solo tenía la cabeza gacha y temblaba

incontrolablemente, mientras él la amarraba de tal forma que ella no pudiera escapar. Ahora que había

escuchado lo que había dicho el beta más la parte de ella las piezas comenzaban a encajar. Veria

quien era el visitante no esperado y hablaria más tarde con la loba. Quería rechazarla, pero el final sy

instinto dictaba algo completamente diferente. Y era mejor no tomar un paso inal dado.

Al terminar la miro por un momento, pero el cabello de ella no dejaba ver la expresión facial de Ja loba

Chasqueó la lengua y se levantó y no supo por que, pero acarició su cabeza de forma Suave, sin se’t

agresivo. Rápidamente, retiró la mano al darse cuenta de lo que estaba haciendo Era un hecho de que

le había gustado las manos de ella y su contacto, sobre él. Su cuerpo rispondia a old con su male. Si

solo no hubiera los detalles anteriores quizás la hublera steplado y alintamusmo estuvieran tentendo

sexo como parejas destinadas que cran. Sin

embargo, la diosa luna siempre le ponía el camino dificil a él. Había sido así desde el inicio.

Dejando a la loba amarrada a la cama se dio media vuelta y sin decir nada más salió seguido del beta

que cerró la puerta. Solo que ninguno de los dos notó cuando una sonrisa fría apareció en el rostro de

la loba mientras las garras de esta comenzaban a salir.

Dixon caminó con paso firme y dejando salir sus feromonas apartando quien fuera quien estuviera en

su camino. No conocía la existencia de un hermano o de otro lobo con los ojos de su mismo color. Y

no era como si se pudiera hacer algo para tenerlo. Tenía que saber que estaba pasando. Había

entrenado mucho tiempo y había sido criado para ser el alfa de la manada. No cedería ese lugar tan

fácilmente.

Pero grande fue su impresión, al llegar a la entrada donde algunos lobos lo esperaban y el tener que

esconder la expresión de asombro que de seguro manifestaria. El beta no estaba jugando cuando

mencionó que el recién llegado era igual a él. No…. era una copia exacta, solo que su cabello un poco

más corto sobre sus hombros era del mismo color de sus ojos. Dorado,

Un grunido salió de su garganta y todos retorcieron, mas no aquel lobo que inclinó la cabeza. A

diferencia de él, su porte era relajado a pesar de su gran figura imponente Habia incluso una sonrisa

en su rostro mostrando sus largos colmillos, dignos de un lobo macho con una genética prodigiosa.

Hola- saludo de forma prepotente y hasta descarada enfocando a Dixon con sus también ojos

dorados.

Por su parte, el proclamado alía tenía ganas de todo, menos de sonreír. Mostraba sus colmillos, pero

en una expresión completamente contraria. -¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?- como que ese día todo

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estaba optando por mermarle la

paciencia a él.

El lobo de cabello claro no cambió su expresión y comenzó a caminar hasta Dixon disminuyendo la

distancia que existía entre ellos. Al detenerse cerca sus ojos se oscurecieron y olfateo algo

proveniente del alfa. La sonrisa en su rostro desapareció un poco y le tomó unos largos, muy largos

segundos responder.

Soy Ethan. Vengo a reclamar mi posición de alfa de esta manada – dijo con su voz un poco

grave.

La proclamación tomó por sorpresa a todos los presentes

¿Qué? – Dixon frunció el ceño – Eso no es posible. Ethan alzó una ceja – Acaso aún quedan dudas

cuando mis ojos son dorados. No te mientas. Soy el hijo del bastardo vejestorio alla de esta manada-

alzó la barbilla – Y tú quién eres? – el lobo recién no era estupido, había notado tanto su parentesco

como el color de sus orbes, e incluso él no era consciente de tener un hermano.

Dixon entrecerraba tanto sus ojos por la furia y aun así el resplandor de estos era muy intelis y

trolable. El olor de ese lobo lo estaba desquiciando, porque no había dudas, era el mismo que halila

eurontrado sobre su mnate Elmaldito la labía marcado a su loba. Y alors, además, Venta a Terlantar su

puesto. Ni en sus mejores sitenos

-Yo soy el alfa de esta manada- declaró en un tono que no tenía réplica.

Y Will detrás de ellos, viendo la conversación tragó en seco. Nunca se imaginó que este momento

llegara. Él tendría que dar muchas explicaciones.