Capítulo144
César temblaba mientras se secaba el sudor. -Solo…solo pensé que si no puede dejar ir a la señora
Isabel ¿por qué no le habla claramente? ¿No sería mejor que la señora Isabel entendiera sus
sentimientos?
-¿Mi Sentimientos? Je… -el hombre soltó una risa fría y apretó los dientes. -Mis sentimientos ya están
decididos. ¡Nunca volveré a casarme con Irene!
-Entonces, ¿qué hay de lo que está haciendo esta noche? -preguntó César tímidamente.
-¡Conduce el auto! -Alejandro gritó roncamente, asustando a César tanto que casi pierde el
conocimiento. Ya no se atrevió a decir nada más.
Alejandro se desplomó impotente en el asiento trasero y repentinamente sintió un dolor agudo en
la palma de su mano. Se dio cuenta de que había estado sosteniendo todo el tiempo el fragmento
de jade púrpura roto.
La pieza de jade rota cortó su piel y la sangre roja comenzó a brotar lentamente, una vista
impactante.
No sabía qué le pasaba a su mente, pero esta noche quería llevarse a Irene consigo, de cualquier
manera quería separarla de Diego, quería que se separaran.
Despidiéndose de Juan, Clara regresó a la casa para consolar a su padre con sus hermanos
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mayores antes de salir del estudio con su cuerpo exhausto. (1
Se quedó sola en el pasillo pensando por un rato antes de sacar su teléfono y enviar un mensaje a
Leticia, Luz y María.
” Tía Leticia, Tía Luz, Tía María, por favor vengan a la casa de té del jardín trasero, tengo algo que
decirles.”
Quince minutos después, las tres señoras llegaron puntualmente a la casa de té.
Las tres mujeres siempre eran ruidosas cuando estaban juntas, pero ahora estaban silenciosas
frente a Clara.
-¿No tienen nada que decirme? -preguntó Clara sentada en el pabellón, con los brazos cruzados y
una expresión seria, como si estuviera preparada para reprender a los estudiantes traviesos.
Leticia guardó silencio.
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Luz guardó silencio.
María habló rápidamente: -Clara, ¿no dijiste que tenías algo que decirnos? ¿Por qué nos preguntas?
Clara se apoyó en la frente con frustración. La lógica de María era más directa que la de un hombre.
-¿No tienen nada que decirme sobre cómo reprendieron a Alejandro esta noche conTía Leticia? –
Clara preguntó.
-Si se trata de eso, no hay mucho que decir–respondió María, sentándose directamente frente a
Clara con las piernas cruzadas, como una líder de pandilla.
-Si no fuera por las intervenciones de la segunda hermana y la tercera hermana, lo habría colgado
en el techo con los seis agujeros de cobre según las reglas de nuestra secta.
-¿Quién es BOBO? -preguntó Clara.
-Es el caimán Yangtzé que crio María. Un regalo de cumpleaños de Julio el año pasado, respondió
Leticia.
Clara no sabía qué decir.
Luz vio que la señorita estaba molesta y rápidamente se acercó para tirar del dobladillo de la ropa
de María: -Bueno, María, cállate por un momento, ¿de acuerdo?
-Todo lo que digo son palabras sinceras de corazón. Deberíamos hablar honestamente con
nuestra familia -dijo María enfurecida, con los ojos rojos.
-Clara, Alejandro no tiene corazón. Él no tiene corazón. Incluso BOBO, el caimán que crie, es más
humano que él. Eres su esposa, y durante tres años te has dedicado completamente a la familia
Hernández. Incluso renunciaste a los lujos de la vida de su familia para convertirte en su niñera
personal. Pero al final, ¿qué hizo él cuando se enamoró de otra persona? Te obligó a divorciarte y se
casó con otra persona. Es simplemente peor que un cerdo o un perro. Si no puede tratar a las
personas bien, entonces ¿por qué no cae un rayo y lo mata?
-No me ama. Me lo dejó claro desde el principio. Ahora que se ha casado con la persona que ama,
ese es el resultado inevitable. Puedo irme libremente. ¿Por qué te molestas en hacer que me
arrastre hacia adelante y hacia atrás por este asunto? Solo aumenta mi dolor –dijo Clara
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmfrotándose las sienes doloridas, con una mirada de tristeza en sus ojos.
-Un viejo maestro dijo una vez que si siempre te metes en problemas, el dolor será siempre fresco y
doloroso, y te torturará sin cesar. Es mejor ser indiferente, ser aún más indiferente… -dijo Clara.
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-¡A la mierda con la indiferencia! -gritó María, levantándose de repente y presionando sus manos
sobre los hombros de Clara con fuerza. -¿Cómo puedo ser indiferente? Eres la mujer que llevó a su
hijo en su vientre. ¿Ha perdido su corazón a los perros?
Clara perdió el color de su rostro en un instante, sus palabras se convirtieron en un cuchillo embotado
que abrió su vientre vacío, el dolor empezó a extenderse cruelmente, moliendo sus huesos y
perforando sus extremidades frías.
-¿Estás loca, María? ¡Acordamos no hablar de este asunto! -Leticia se asustó y rápidamente la
arrastró hacia atrás.
-María… ¿Podemos dejar de hablar de esto? No mencionemos más la tristeza de Clara… -Luz
también intentó persuadirla ansiosamente.
-Él no lo sabe.
Clara levantó lentamente la cabeza, agarrando sus lágrimas con fuerza: -Nunca le dije a Alejandro que
estuve embarazada de su hijo.
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