Capítulo99
-¿Qué?-exclamó Alejandro, sus pupilas dilatadas, dejando caer los palillos al suelo.
Al ver su reacción desorientada por Beatriz, Clara sintió cómo su corazón se enfriaba.
-Hace un momento, la señorita Sánchez estaba llorando y llamando tu nombre en casa. Su estado
emocional era muy inestable. La señora le pide que vaya a verla, diciendo que teme que la señorita
Sánchez haga algo extremo… -explicó César antes de que Alejandro se levantara abruptamente y
saliera corriendo del restaurante.
-¡Maldito bastardo! ¡Si te atreves a ir a buscar a esa mujer, ya no te reconoceré como mi nieto!
gritó Fernando golpeando furiosamente la mesa.
Pero ya era demasiado tarde, la figura orgullosa y noble de Alejandro había desaparecido de su
vista.
–
-Ay, ay, la mala suerte de nuestra familia. En esta vida, he intentado innumerables veces cambiar
la mente de Alejandro, pero no importa cuánto lo intente, no puedo cambiar su corazón. ¡soy un
abuelo inútil! -se lamentó Fernando golpeándose el pecho y los pies, sintiendo solo culpa en su
corazón hacia esta buena nuera. 1
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Los ojos de Clara se nublaron y sonrió levemente, mientras su mano fría acariciaba la mano rugosa
de su abuelo.
-Abuelo, no digas eso. Lo que has hecho por mí es suficiente, simplemente no estaba destinado a
ser con Alejandro.
En la puerta de la villa, Alejandro estaba preocupado y se preparaba para subir al coche.
-¡Señor Hernández!
De repente, detuvo sus pasos y se volvió para ver a Irene corriendo hacia él bajo la brillante luz,
con sus ojos cristalinos y un ligero brillo frío en ellos.
No sabía por qué, pero sintió una punzada de culpabilidad en su corazón. Estaba a punto de decir
algo, pero ella lo interrumpió.
-Esta noche, tu hermana calumnió a uno de los empleados de mi hotel, lo que provocó que la
chica tuviera una convulsión. Por favor, dile a Leona que no voy a dejar que esto pase así, ella tiene
que darle una explicación a esa chica.
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Alejandro frunció el ceño ante lo que ella acababa de decirle. No esperaba que fuera eso. Entonces,
la pequeña chispa de esperanza en sus ojos se apagó al instante.
-Aunque Leona es mi hermana, sus asuntos personales no son mi responsabilidad.
-Entonces, entiendo que considera esto como un asunto privado, muy bien.
Dicho esto, Clara se volvió con una mirada fría en sus ojos y caminó hacia la villa sin volver a
mirar a Alejandro.
De repente, Alejandro sintió una incomodidad en su corazón y un escalofrío recorrió su cuerpo. ¿
Ella se estaba burlando de él?
Esa noche, Alejandro fue a visitar a Beatriz, quien sufría de “depresión severa“, y no regresó hasta
altas horas de la madrugada después de pasar un tiempo en la casa de Sánchez.
A pesar de tener algunas quejas contra Beatriz debido al incidente con Irene, cuando vio el informe
de diagnóstico de su depresión severa, algo íntimo y suave en su interior fue tocado. La depresión
era un nudo que no podía desenredar.
-Señor Hernández, hay un problema que necesite su atención. -César vaciló con su teléfono.
-¿Hm? -Alejandro cerró los ojos y descanso un poco.
-El video de la señorita insultando a la camarera en el hotel ha sido publicado en internet. El
departamento de opinión pública lo notó a tiempo y teme que afecte la imagen de la familia
Hernández. Quieren saber su opinión al respecto. 1
-Eliminenlo.
Los labios finos de Alejandro se abrieron y cerraron mientras entre cerraba los ojos. -Los asuntos
personales de Leona no deben elevarse al nivel del grupo. Debe ser eliminado por completo.
-Sí, señor.
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmCuando llegó a la villa, Alejandro apenas subió las escaleras cuando vio a Alba, vestida con su
pijama, salir con una expresión preocupada en su rostro.
-Alba, ¿no te dije que no tienes que esperarme más en el futuro? Cuando estoy ocupado, trabajo
día y noche. Una cálida sensación surgió en el corazón de Alejandro.
Alba siempre había sido así, como una madre que esperaba a su hijo. Si no le decía explícitamente
que no volvería, Alba lo esperaría como siempre.
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Pero Alba estaba envejeciendo y no podía soportarlo por mucho tiempo. Así que, en los últimos
tres años, Irene se hizo cargo de cuidar de Alejandro como si hubiera tomado la responsabilidad de
Alba, esperando cada noche hasta que él regresara.
“¿Alejandro, has comido? Te guardé la cena y todavía está caliente“.
“Alejandro, ¿podrías dormir un poco más temprano la próxima vez? Tus dolores de cabeza a
menudo tienen que ver con quedarte despierto hasta tarde, debes cuidarte tanto interna como
externamente para mejorar.
“Alejandro, aunque no quieras escucharlo, incluso si me gritas, tengo que decirte. Porque quiero
que estés sano y no quiero que te enfermes.
-¿No esperar? ¿Entonces soy solo una sirvienta y no una familia? -Alba se quejó y suspiró.
-Ay, si la señora todavía estuviera aquí, sería mucho mejor. Ella te cuidó tanto durante los últimos
tres años que su cara se volvió amarilla y cansada. Solo de pensar en ello me da pena.